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Foto del escritorAlejandro Blanco

Mi reencuentro con los escarabajos gema

Actualizado: 30 jun


Escarabajo gema en Casa el Ocobo en Silvania, Cundinamarca

Este tipo de insectos son muy exóticos y difíciles de encontrar. Los conocí por vez primera acá, en el campo, luego de cuarenta y tantos años que tengo de vida. Se conocen popularmente como “escarabajos gema”, aunque los entomólogos los catalogan dentro del género Chysina, con más de 100 especies.


Casualmente, unas semanas después de haberlos descubierto, estaba yo en el pueblo cuando sobrevino un potente aguacero que, supe después, terminó por llevarse por delante el puente que conduce hacia la vereda en la que vivimos.


Rápidamente me escampé en el lugar más cercano que encontré, que resultó ser una pizzería muy buena llamada Corocora, que, por cierto, es la única que hay en el pueblo.


Al entrar al lugar, ubiqué una mesa con vista a la calle, para poder apreciar mejor la potencia de la lluvia. Estaba al fondo a la derecha, cerca de un mueble que cumplía la función de biblioteca.


Sobre la mesa, en el centro, unas revistas estaban apiladas. Así que tomé la que se encontraba en la parte superior y empecé a pasar las páginas de manera desprevenida. El sonido de la lluvia que caía sobre el techo revestía al lugar con una cálida atmósfera de refugio.


La revista que tenía en las manos era de la National Geographic, de febrero de 2001. Seguramente la dueña del lugar la había adquirido en una de esas compraventas de revistas usadas que hay sobre la carrera décima, en Bogotá. Las páginas estaban maltratadas y arrugadas.


Al llegar a la página 58, las fotografías de Ronald Cave, a doble página, de dos escarabajos exóticos, aumentadas a una escala 500 veces superior a la real, saltaron sobre mi.


Uno de esos personajes era un escarabajo verde tornasolado, como el que aparecía en la historia que me contó mi hija, cuando una de sus amigas que venía de la ciudad lo capturó para cumplir con una tarea de biología.


Mientras diluviaba ordené una pizza y, sin salir aún de la sorpresa, me puse cómodo para leer el artículo. Luego, saqué mi teléfono del bolsillo, tomé la foto de abajo, pagué y salí del lugar.


Los escarabajos gema, revista National Geographic

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