top of page
Foto del escritorAlejandro Blanco

¿Hambruna global? Explosión demográfica y escasez energética

Actualizado: 6 sept 2023





¿Cómo es posible que en tan solo un poco más de tres siglos hayamos pasado de 680 millones de habitantes a 8 mil millones (o un millardo)?


Esto significa que entre el año 1.700 y el 2.023 nos multiplicamos casi por doce.


¿No es esto, francamente, una locura? ¿Cuáles podrían ser las repercusiones?


Piense en los siguientes datos: el primer millardo de habitantes lo completamos alrededor del año 1.800.


Esto significa que pasaron más de 100 mil años (el tiempo que se supone llevamos habitando el planeta) antes de alcanzar esta cifra.


A partir de ese momento, el tiempo necesario para ir sumando un nuevo millardo al conjunto total de la población será cada vez menor.


El segundo millardo de habitantes se completó en 1.927, pasados 127 años.


Desde ese momento, la aceleración de crecimiento poblacional se torna vertiginosa.


El tercer millardo lo conseguimos en 1.960 (pasados 33 años), luego el cuarto millardo en 1.974 (14 años después), el quinto millardo en 1987 (tan solo 13 años…).


Finalmente, el sexto millardo llega en 1.999 (25 años luego), desacelerando el crecimiento.


Se espera que para 2.050 seamos alrededor de 10 millardos de habitantes en el planeta Tierra. Y que esta cifra siga aumentando hasta llegar a los 11 millardos para finales del siglo XXI.


Aunque creceremos a un ritmo más lento, es muy probable que la cantidad de pobladores no reduzca hasta el siglo XXII.


El crecimiento poblacional ha sido visto con buenos ojos por muchos, ya que se le considera una sinónimo de progreso. Hasta tal punto que ya se escuchan voces de alertan frente al decrecimiento poblacional.


Una de las más visibles es la del multimillonario Elon Musk que manifestó su preocupación por el colapso poblacional en Twitter (ahora a X).


La cuestión de fondo sería, ¿será posible mantener la producción alimentaria sin (o con menos) petróleo?


El modelo energético de la agricultura preindustrial


Desde la revolución agrícola (hace unos 12.000 años) la humanidad ha incrementado su población a una tasa de crecimiento bajísima, menor al 0,4%.


Esto se debió, en parte, a las altas tasas de mortalidad infantil, enfermedades incurables, condiciones socioeconómicas desfavorables, guerras y hambrunas, nada extraordinario…


A lo anterior se sumó el hecho de que la producción de alimentos (uno de los factores fundamentales para el crecimiento poblacional) estuvo limitada al trabajo físico que se realizaba gracias a la energía muscular de seres humanos y animales.


La labranza, la siembra, la cosecha y el transporte de alimentos demandan grandes cantidades de energía (lo sé por experiencia).


¿Cuál era la fuente energética que sostenía todo el sistema de producción alimentaria cuando no se extraía petróleo?


La respuesta es simple: el sol.


Dado que las plantas, a través del proceso de fotosíntesis, transforman la energía solar en alimentos, dicha energía fluye por toda la cadena alimenticia hasta llegar a humanos, caballos y bueyes, que luego salían a trabajar en el campo.

No obstante, la eficiencia energética de este sistema resultaba baja, debido a que la conversión de la energía solar en alimentos requiere tiempo y recursos. Además, quienes realizaban el trabajo necesitaban descansar y eran frágiles, y algunas veces enfermaban o morían.


La revolución industrial y el carbón transformaron la agricultura


Con la revolución industrial iniciada en el siglo XVIII se empezaron a desarrollar máquinas de vapor (producido gracias a la combustión de carbón) que incrementaron la producción agrícola muy rápidamente.


En lugar de depender principalmente de la fotosíntesis y de la energía solar, la agricultura industrial comenzó a utilizar fuentes de energía no renovable para mover maquinaria y procesos industriales.


Un ejemplo de esto fue la segadora de vapor que se convirtió rápidamente en una de las máquinas agrícolas más populares. Esta permitía segar el heno y el trigo mucho más rápido que las formas manuales.


Lo mismo ocurrió con la trilladora, que se utilizó para separar el grano de la paja; los elevadores de grano, que se emplearon para transportar la cosecha de los campos a los graneros; y los “nuevos” molinos. Todo impulsado con vapor.


A lo anterior se le sumó el tren (también impulsado con vapor), que permitió mover grandes cantidades de comida de un lado a otro. Con lo que se lograba distribuir alimento más rápidamente a una población en constante crecimiento. !Adiós a las recuas¡


Junto con la mayor disponibilidad de comida, debemos tener en cuenta los efectos de una mejora en las condiciones de salubridad, las medicinas y el desarrollo económico.


Los resultados de todo lo anterior se observan en la primera y segunda columna (de izquierda a derecha) de la gráfica.


El paso del carbón al petróleo


Aunque el carbón representó un aumento significativo en la cantidad de trabajo agrícola que se pudo realizar, el petróleo la multiplicó muchísimo más.


Dimensionemos este asunto: mientras que un kilogramo de carbón tiene cerca de 30 megajulios (MJ) de energía, un kilogramo de petróleo tiene aproximadamente 44 MJ.


Lo anterior significa que el petróleo tiene casi un 47% más de energía que el carbón.


Ahora imagine el impacto que esto tuvo en todo el sistema de producción alimentaria. Se generó un efecto similar al que experimenta un fisiculturista cuando consume esteroides para incrementar su masa muscular.


El efecto esteroide: la inyección de petróleo al agro en el siglo XX


A principios del siglo XX se empezaron a usar tractores en el campo, lo que fue posible gracias a la invención del motor de combustión movido con gasolina (derivada del petróleo).


La masificación de este tipo de motores usados en una gran diversidad de máquinas para el campo hizo que los agricultores pudieran realizar tareas que de otra forma hubieran sido extremadamente difíciles o imposibles.


A lo anterior debemos sumarle la famosa “revolución verde”, que a partir de 1.950 empieza a implementar la ingeniería genética para producir cultivos de alto rendimiento, el uso de fertilizantes químicos, y la mejora de gestión agrícola.


Tómese un instante para observar lo que pasa en la gráfica con la población mundial durante 1950 cuando empieza a haber más comida disponible.


El petróleo también hizo que la economía global creciera de una manera brutal. Así que la comida empezó a viajar a través de rutas comerciales en camiones, tractomulas, barcos y aviones. Todo movido con motores a gasolina o diesel, por supuesto.


El resultado de lo anterior se aprecia con claridad en la gráfica: un crecimiento descomunal que alcanzó el máximo pico en la tasa de crecimiento durante la década de 1970, que fue 2,1%... (recuerde que la tasa de crecimiento preindustrial fue de menos de 0.4%).


El problema es que, aunque ya se ha venido reduciendo la tasa de crecimiento (y seguirá a la baja), la masa de población (es decir, el número de personas) alcanzada durante el siglo XX permanecerá por mucho tiempo sin disminuir, no así la energía que lo hizo posible.


Entonces, ¿cómo alimentaremos a esta población?


Hemos construído algo insostenible, un castillo de naipes que se derrumbará tarde o temprano.


El debate está abierto


Está claro que el petróleo es un recurso finito, por lo que no hay duda en que terminará algún día, la cuestión es cuándo.


Una cosa dice la Agencia Internacional de la Energía, otra los gobiernos, otra los críticos de ambas instituciones, otra los analistas independientes. ¿Quién tendrá la razón?


También está la cuestión de si la energía producida por el petróleo podrá ser sustituida por las renovables o por alguna otra nueva tecnología que aún no han inventado.


Otras consideraciones para el análisis de este asunto deberían ser:


La velocidad con la que se daría el decrecimiento de la producción petrolera.


Los efectos que tendrá el cambio climático en la agricultura, un aspecto más desafiante que el mismo decrecimiento energético...


Si lo desea, puede dejar su opinión en la caja de abajo o en el grupo de WhatsApp:

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page